¿Y después qué?

24.04.2020

Estamos viviendo algo inédito, una situación por la que ninguno habíamos pasado antes. En un mundo globalizado, un virus que comenzó en la otra punta del planeta, nos ha afectado de lleno en nuestro día a día.

Hasta ahora todos vivíamos dentro de nuestra rutina diaria. Absorbidos por el trabajo, los estudios, nuestros hijos, familia y amigos. En definitiva, embarcados en nuestras actividades cotidianas, pero esta nueva situación ha afectado a todos los elementos que componen nuestras vidas.

Echemos la vista atrás y pensamos en todo lo que no hemos hecho, aquello que se nos ha quedado atrás por vivir corriendo, por llevar un ritmo de vida que no nos permite llegar a todo y que se ha visto sacudido de la noche a la mañana. Hoy echamos de menos a nuestras familias. Echamos de menos a nuestros amigos y a nuestros compañeros. Extrañamos un viaje que no pudimos hacer, un concierto al que no pudimos asistir, aquella importante reunión de trabajo, tantas y tantas cosas que amamos y que al echar en falta nos conducen a pensar en qué será lo que haremos cuando podamos volver a salir.

"¿Y tú qué harás?" - Te preguntan - "Puf, tengo tantos planes... quiero hacer tantas cosas cuando esto acabe..."

Pero algo nos para, un pensamiento nos detiene, el mismo que te hace sentirte libre cuando sales a la calle a comprar, pero con unas ganas locas de volver a tu casa, a tu fortaleza, a ese lugar que te hace sentir a salvo, seguro, y, cuando esto acabe ¿saldré feliz?

Muchas personas podrán continuar sus vidas como si nada de todo esto hubiera ocurrido. Volverán a sus rutinas y esto será un paréntesis dentro de su día a día que lentamente se irá diluyendo en el recuerdo con el paso del tiempo.

Sin embargo, para otras, esto no será posible, aparecerán pensamientos y emociones que antes no estaban ahí, pensamientos que se repiten a menudo, emociones como el miedo, la ira o la rabia. Se darán cuenta de que hay nuevos elementos en su mochila emocional que les han empezado a acompañar y tendrán que aprender a llevarla de la mejor manera posible.

Lo primero y más importante es saber que no hay reglas establecidas, cada uno tiene su tiempo y forma de enfrentarse a las situaciones y no hay nada "normal", mejor o peor. Algunos necesitarán hablarlo y otros guardarlo para sí mismos. Algunos necesitarán un cambio de 180 grados en su vida y otros volver a su rutina. Insistimos, no hay una ecuación que nos diga cuál es la mejor forma para volver a nuestra normalidad.

Necesitamos tomar conciencia, aceptemos estas emociones y pensamientos, reflexionemos acerca de por qué están ahí, qué nos quieren decir y que están haciendo por nosotros. Dejémonos sentir. No hay una norma universal que nos dé la clave para enfrentarnos a esta nueva situación. Escuchémonos a nosotros mismos y tomemos conciencia de qué necesitamos para poco a poco poner en funcionamiento aquellas acciones que hemos decidido que nos conducirán a poder volver a nuestra normalidad.

Una vez pase esta situación, todos tendremos que enfrentarnos a situaciones nuevas. Escuchémonos a nosotros mismos, veamos que nos acerca a volver a nuestra normalidad de la mejor forma posible para nosotros, si lo necesitamos compartamos nuestras experiencias con nuestros seres queridos, amigos, especialistas. Enfrentémonos a nuestra realidad, hagamos aquello que nos hemos dado cuenta que se nos había quedado en el tintero y consigamos entre todos salir de esta situación fortalecidos de cara al futuro que nos espera.