¿Qué es la Psicomotricidad?
¿Qué es la psicomotricidad?
La psicomotricidad es el desarrollo integral del niño, para comprender que es la Psicomotricidad es necesario contemplar al hombre como una unidad, cuya actividad está articulada por diferentes sistemas neurofisiológicos, psicológicos y sociales que interactúan entre sí. Esta disciplina va a decodificar la significación que el cuerpo y el movimiento en relación generan: el tono, la postura, la actitud, la mirada, la gestualidad, el movimiento, etc. De la escucha de esta manera de ser y estar particular del sujeto podremos encontrar las señales de salud, desarrollo, o por el contrario de enfermedad.
¿Qué aporta la psicomotricidad a nuestros hijos?
Los niños pequeños van a ir conociendo, aprendiendo e internalizando las características del mundo externo a partir de sus vivencias corporales y sensoriomotoras.
Paralelamente, a través de su cuerpo, de los intercambio tónico-emocionales, se va a ir integrando socialmente, interactuando con su entorno. Así, puesto que es corporalmente como el niño va aprendiendo las características del entorno y va encontrando las pautas de comunicación e integración social, entonces la educación debe ser principalmente psicomotriz.
La psicomotricidad como disciplina práctica y operativa, pretende favorecer el desarrollo de las potencialidades del individuo, desde el desarrollo motriz, que es la actividad motora propositiva, que tiene una finalidad y tiene una intencionalidad, que favorece el desarrollo emocional (simbólico) o cognitivo, para llegar a la comunicación, la creatividad y la formación del pensamiento operativo.
¿Cuál es la función de la psicomotricista en la sala?
El objetivo es el desarrollo integral del niño, para lo cual partimos de su espontaneidad, estando el psicomotricista a la escucha de sus deseos y motivaciones para proporcionarle los elementos necesarios que le conduzcan al descubrimiento, la manipulación, la búsqueda, etc. de lo que le rodea.
El psicomotricista será el adulto que ofrezca la seguridad suficiente al niño, para que a través de su aceptación pueda expresarse libremente.
Las propuestas que el psicomotricista tendrá presente en este juego libre, serán dos: conseguir que el niño viva el placer sensoriomotor (que le permiten actividades basadas en saltos, equilibrios, balanceos, etc.) y aceptar sus producciones simbólicas, y en el caso que éstas sean agresivas o fantasmáticas, hacerlas evolucionar y desbloquear hacia registros aceptados socialmente y conseguir el restablecimiento de la comunicación.